El cuerpo energético humano, según diversas disciplinas de sanación, está compuesto por capas de energía que fluyen y rodean al cuerpo físico. Estos flujos de energía pueden verse influenciados por emociones, pensamientos y patrones de comportamiento, creando bloqueos o desajustes. La reordenación cuántica aborda precisamente esos bloqueos.
El principio fundamental es que todo en el universo vibra a ciertas frecuencias, incluidos nuestros pensamientos y emociones. Cuando hay un desequilibrio o distorsión en esas vibraciones, puede manifestarse como malestar o enfermedad. La reordenación cuántica ajusta esas frecuencias, permitiendo que la energía fluya libremente y que el cuerpo recupere su capacidad natural de sanación.
Los chakras, puntos clave de energía en el cuerpo, son particularmente importantes en este proceso. A través de la reordenación cuántica, el practicante ayuda a equilibrar y limpiar estos centros de energía, lo que permite restaurar la armonía en todo el sistema energético. Los chakras pueden estar «bloqueados» por emociones no resueltas, y cuando se desbloquean, la energía comienza a circular de manera óptima.
En una sesión de reordenación cuántica, el practicante también puede trabajar en la limpieza del aura, otra capa del cuerpo energético, que actúa como un campo protector. Este campo puede verse afectado por la energía negativa de otras personas o el entorno. Limpiar y fortalecer el aura es esencial para proteger el bienestar general del individuo.
Además de sus aplicaciones en la salud emocional, la reordenación cuántica puede ayudar en el alivio de síntomas físicos. Se ha reportado que personas con dolores crónicos, enfermedades autoinmunes y otras condiciones físicas experimentan mejoras tras someterse a estas sesiones. Esto se debe a que, al equilibrar la energía, el cuerpo tiene más recursos para regenerarse.
La reordenación cuántica es ideal tanto para quienes buscan mejorar su bienestar físico como para quienes quieren profundizar en su crecimiento espiritual.